El farro fue el cereal más popular en el antiguo Egipto. Cuando los romanos invadieron el país africano adoptaron el uso de este cereal, al que llamaron “trigo de los faraones” o farro (de ahí la palabra harina). En la actualidad, la mayoría de las variedades de trigo que se cultivan son el resultado de una hibridación entre el farro y una hierba salvaje.
Una muestra de este trigo antiguo conservada en una colección del Museo Petrie de Arqueología Egipcia de la University College London (UCL) en Reino Unido ha sido usada por un equipo de investigación para extraer un ADN de suficiente calidad para secuenciarlo y hacer los análisis posteriores, demostrando que esta variedad ya había sido profundamente domesticada hace 3.000 años y que, en realidad, su genoma es muy similar al de las variedades de farro modernas que se cultivan en la India, Omán y Turquía.
El ADN extraído del farro antiguo muestra así señales claras de domesticación. La variedad salvaje de este cereal liberaba el grano de la espiga para dispersar las semillas, pero la variedad secuenciada ya retenía el grano, permitiendo segar la planta sin perder el grano. Este es uno de los rasgos más característicos de la domesticación de los cereales.
La comparación del ADN de este farro antiguo con el genoma de variedades modernas del mismo cereal ha permitido sugerir que una vez domesticado en Oriente Próximo, el trigo se dispersó en varias oleadas. Una primera oleada recorrería la costa norte del Mediterráneo y Europa, y una segunda ola iría hacia África y Asia.
El proceso de domesticación de plantas ha permitido disfrutar de cultivos que aportan la nutrición necesaria, pero también se ha perdido una gran parte de variantes genéticas que podrían ser útiles en el futuro, especialmente en el contexto de cambio climático. Recuperar esta variabilidad genética es un objetivo clave en el sector de la agromejora, dicen los autores del estudio.
El farro será un cereal que habrá que estudiar: es resistente a ciertas plagas, y es capaz de crecer en suelos empobrecidos y con agua escasa. De momento, los autores del estudio ya han intentado hacer pan para probarlo…
Basado en un artículo de SINC
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LA SENDA DE APOLO 
El farro fue el cereal más popular en el antiguo Egipto. Cuando los romanos invadieron el país africano adoptaron el uso de este cereal, al que llamaron “trigo de los faraones” o farro (de ahí la palabra harina). En la actualidad, la mayoría de las variedades de trigo que se cultivan son el resultado de una hibridación entre el farro y una hierba salvaje.
Una muestra de este trigo antiguo conservada en una colección del Museo Petrie de Arqueología Egipcia de la University College London (UCL) en Reino Unido ha sido usada por un equipo de investigación para extraer un ADN de suficiente calidad para secuenciarlo y hacer los análisis posteriores, demostrando que esta variedad ya había sido profundamente domesticada hace 3.000 años y que, en realidad, su genoma es muy similar al de las variedades de farro modernas que se cultivan en la India, Omán y Turquía.
El ADN extraído del farro antiguo muestra así señales claras de domesticación. La variedad salvaje de este cereal liberaba el grano de la espiga para dispersar las semillas, pero la variedad secuenciada ya retenía el grano, permitiendo segar la planta sin perder el grano. Este es uno de los rasgos más característicos de la domesticación de los cereales.
La comparación del ADN de este farro antiguo con el genoma de variedades modernas del mismo cereal ha permitido sugerir que una vez domesticado en Oriente Próximo, el trigo se dispersó en varias oleadas. Una primera oleada recorrería la costa norte del Mediterráneo y Europa, y una segunda ola iría hacia África y Asia.
El proceso de domesticación de plantas ha permitido disfrutar de cultivos que aportan la nutrición necesaria, pero también se ha perdido una gran parte de variantes genéticas que podrían ser útiles en el futuro, especialmente en el contexto de cambio climático. Recuperar esta variabilidad genética es un objetivo clave en el sector de la agromejora, dicen los autores del estudio.
El farro será un cereal que habrá que estudiar: es resistente a ciertas plagas, y es capaz de crecer en suelos empobrecidos y con agua escasa. De momento, los autores del estudio ya han intentado hacer pan para probarlo…
Basado en un artículo de SINC
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